Capítulo 3: ¿Confianza?

El único sonido que perturbaba la paz del centro comercial eran las pisadas que producía John al correr por el pasillo siguiendo el rastro de sangre en el suelo. Llevaba segundos corriendo pero para él le fue una eternidad, ya que el rastro que estaba pisando era la sangre de su perro Lucky
-¡Lucky!- Gritó John entre lágrimas.-Ojala estés vivo- Pensó.
El rastro viraba hacia un pasillo pequeño a la derecha del pasillo principal y se perdía el rastro tras la única puerta que había. John la miró , leyó “Aparcamiento subterráneo”, posó una mano en el pomo para abrirla pero la encontró cerrada. John, frustrado por no conseguir abrirla, golpeó con furia la puerta con la intención de derribarla sin éxito. Exhausto por la falta de energías, se dejó caer arrodillándos,echándose a llorar ya que nada de lo que estaba viviendo no tenía ningún sentido.
-Yo de ti no me quedaría ahí mucho tiempo- Dijo una voz masculina que provenía del pasillo central. John se alzó enseguida y mirando, a la luz de la penumbra, quien era aquella persona que hablaba.
-¿Quién eres? Muéstrate.- Dijo John alegre por encontrar a alguien pero a la vez asustado por saber quién podría ser.
-Mejor acércate donde estoy yo, porque me niego a entrar en este pasillo. No quiero que “Ellos” me cojan.- Al hombre misterioso se le notaba terror en su voz.
John fue andando hasta el pasillo y a medida que se iba acercando al pasillo central, sus ojos iban captando la luz que entraba por la vidriera superior. Al salir se topó con un hombre de mediana edad con el pelo recogido vestido con una gabardina marrón, camisa lisa blanca, vaqueros estrechos y deportivas. No era un vecino del pueblo,  
-¿”Ellos”?- Preguntó John extrañado. -¿A quién te refieres?
El hombre de la gabardina le cogió por el brazo y se lo llevo hasta una columna para esconderse de aquel pasillo.
-Los que han provocado esto. ¿Dónde has estado como para preguntarme por “Ellos”?.
-Estaba en mi casa durmiendo. Me quedé hasta tarde y cuando me desperté, vi que la gente había desaparecido. Entonces salí con mi perro Lucky a buscar a mi amiga Amy. Estando en el parque vi a un hombre, le seguí y entré aquí. En un momento de necesidad, fui al baño dejando a mi perro afuera, pero al salir me encontré que se lo habían llevado.- Soltó un par de lágrimas.- Y tú, ¿Qué haces aquí?
- Estoy buscando provisiones. Llevo días escapando de esta pesadilla.- Dijo el hombre misterioso.- Cuando escuché un ruido me escondí y te vi. Como no sabía si eras peligroso te estuve vigilando a escondidas. También vi como se llevaron a tu perro hasta la puerta que has visto, pero si yo fuera tú, me olvidaría de él y huiría de esta ciudad. Aunque no sé a dónde…
-¿Has dicho días?- John se alteró.- ¿Es que esto ha pasado en otros lugares?
- Así es, conseguí escapar de Chicago sin que me atraparan y he acabado aquí, como si de un fugitivo tratara.
-¿Y qué son “Ellos”? ¿Qué quieren o buscan?- John cogió la camisa del hombre por el cuello.- Necesito encontrar a Amy...
Justo en ese momento, se escuchó como la puerta que provenía del pasillo que estaba el rastro de sangre se habría. John soltó al hombre y se propuso ir hacía el lugar para buscar algo o alguien, pero se detuvo ya que algo le había detenido. Se miró el brazo y vio la mano del hombre que le sujetaba.
-Déjame ir, voy en busca de mi perro.- John miró con furia al hombre.
-Lo siento, pero quiero vivir.- Dijo el hombre misterioso.
Dicho esto fue lo último que escuchó John. Segundos después notó un golpe fuerte en la cabeza que le hizo perder el conocimiento.
Unos sonidos de animal parecido a aullidos de perros despertaron a John. Al abrir los ojos se vio en  una plena oscuridad. Se encontraba tumbado en una cama de matrimonio con un dolor de cabeza  terrible. Comprobó que se podía mover y se tocó la parte dolorida. Gimió de dolor por el golpe. No se acordaba de nada, ni de como lo recibió. Se fue a levantar, pero una mano le tapó la boca y un seseo le indicó que no hiciera ruido.
-Perdona por el golpe.- Dijo una voz masculina en tono muy bajo, casi susurrando. John reconoció enseguida la voz.- Necesitaba salir con vida del lugar, y sabía que dejándote suelto acabarías muerto y posiblemente provocando mi muerte.
John apartó la mano del hombre misterioso, se sentó en la cama y se quedó escuchando aquellos sonidos que no cesaban.
-Son “Ellos” imitando al ruido de perros, para atraerlos. Están buscando nuevas presas.- Expresaba terror en su tono.- Si nos quedamos aquí en silencio y en la oscuridad sin hacer movimientos bruscos no nos detectarán. Por cierto, aún no me he presentado. Me llamo Dawn. Me disculpo de nuevo por el golpe que te di.
-Yo me llamo John. No te preocupes por el golpe. Duele pero no es molesto. Aunque podrías haber usado otra manera de detenerme…- John se levantó y se acercó a la ventana para poder echar un vistazo.
-No vas a ver nada, he tapiado todas las ventanas para evitar que nos vean. Si has de moverte por las calles, te recomiendo que lo hagas de día. Ah, y un consejo muy valioso… evita los edificios grandes como: centro comercial, hospitales, cines, ayuntamiento, etc. Por lo que he podido comprobar, suelen esconderse en esos lugares cuando sale el sol.
-¿Cómo sabes tanto Dwan?- Preguntó John, sin dar credibilidad a lo que escuchaba.-Ni siquiera los he visto ni tengo pruebas de su existencia.
 -He conseguido sobrevivir por puro instinto, pero con el tiempo he ido observando y cómo ves, aún  sigo vivo aquí. Por cierto, toma.- Dawn saca un cipo, lo enciende y crea una luz, lo suficiente débil, para poder ver. Seguidamente saca una bola de hierro y se lo entrega a John.- Llévala contigo. Guardalo en cualquier bolsillo, en la mano, donde quieras; pero que siempre la notes. Si en algún momento notas que pesa más de la cuenta, huye del lugar y busca un refugio.
Los aullidos se podían escuchar cada vez más cercanos a la casa y tanto a John como a Dawn les estaba entrando un terror helado por el cuerpo que les obligaba a estar casi sin respirar para evitar ser oídos. Dawn apagó el cipo provocando que la oscuridad les devorara por completo.
-Será mejor que descanses. Aún tienes el golpe reciente y necesitas reposo. Yo haré la guardia así que no te preocupes.- Dijo Dawn aportando seguridad.
-Está bien. Si ocurre cualquier cosa, despiértame enseguida y te ayudaré en lo que sea.
Dawn se dirige a la ventana para escuchar con más atención por donde provienen los sonidos con exactitud. John se tumba de nuevo en la cama para poder dormir el tiempo que tienen antes de poder moverse para el día siguiente. Empezó a pensar en todo lo que había ocurrido: la desaparición de la gente y de Amy, la mancha de sangre en el parque, la muerte de Lucky… Pasando los minutos e intentando buscar explicaciones a todas las cosas sin sentido, acabó quedándose dormido ya que el cansancio le venció.

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