Capítulo 1: El despertar

John se encontraba recorriendo en coche un desierto de rocas por una carretera solitaria. No sabía su destino ni el porqué iba por esa zona. Se sentía vacio, como si le hubieran arrebatado algo de dentro, pero no sabía con exactitud el qué.
Puso la radio para romper la monotonía del ruido del motor. De los altavoces salía una canción famosa de una chica reconocida en todo el mundo. John, conociendo esa canción, empezó a cantarla en voz alta con entusiasmo mientras iba observando siempre lo mismo a su alrededor, terreno llano en el que no se aprecia un final entre la tierra y el cielo.
Cuando estaba cantando el estribillo, la canción se detuvo y se hizo un silencio. John extrañado al ver que se había apagado la radio, fue a pulsar el botón de encendido. Pero justo antes de pulsar el botón, de los altavoces salió la misma voz de la cantante llamándole por su apellido.
- Jackson. Jackson, ¿me escuchas?
Atónito de lo que estaba pasando, se quedó mirando la radio. Pensaba que le estaban tomando una broma, que sería un Cd o un casete que estaría dentro, así que le dio al botón de extraer, pero no salió nada de ello. Volvió a escuchar la misma voz.
- John, por favor, mira la carretera. Despiértate ya.
John alzó la mirada hacia la carretera, y en ese mismo momento vio como una persona a menos de 20 metros estaba en la trayectoria del coche. Sin tiempo a poder reaccionar la atropelló y con el golpe del impacto se despertó.Se encontraba en su cuarto. Estaba una chica a su lado mirándole.
-Ya era hora John. Llevo 5 minutos intentando despertarte. He tenido que empujarte para hacerlo.
Él se frotó los ojos y se la quedó mirando. Era Amy, su amiga y compañera de casa. Tiene 28 años, y se veía a una chica bastante joven para su edad. Llevaba un atuendo deportivo y su pelo moreno recogido con un coletero.
-Amy, ¿Qué quieres? ¿No ves que estaba durmiendo?- John miró el reloj.- Son las 7, ¿qué haces despierta a esta hora?.
-Te dije que iba a correr un poco el domingo, y tú te habías ofrecido a acompañarme. Aunque viendo a la hora que viniste de la fiesta de anoche dudo que vengas.
- Estoy muy cansado.- Se volvió a tumbar y se tapó con la sabana.- Ya iré más tarde.
- Como quieras, pero la próxima vez no me lo prometas. Por cierto, me llevo a Lucky conmigo. Acuérdate al levantarte de prepararle la bañera para lavarlo.- Dijo Amy.
- De acuerdo, de acuerdo. Solo déjame 5 minutos más…- Con ello se giró dándole la espalda.
Amy suspiró viendo lo perezoso que siempre ha sido John. Se lo quedó mirando unos segundos y se fue. Llamó a Lucky con un silbido y se pudo escuchar, como detrás de todo el ruido, un golpe indicaba la partida de la casa con el perro. John, consiguió dormirse un par de minutos, o eso creyó él.
Le despertó la sensación de que alguien le estaba soplando en la cara. Abrió los ojos y vio un Beagle, mezcla de marrón, negro y blanco; con la lengua fuera y mirándole. Jackson sacó una mano, le acarició la cabeza y le rascó detrás de la oreja.
-Ale, ale. Ya me levanto, qué hay que bañarte.-Lucky ladró y se fue corriendo hacia la puerta.
John se levantó, se estiró y miraba a través de la ventana el patio trasero de su casa. Hacía un día soleado sin nubes. No parecía que hiciera frío fuera. En St. Cloud no solía ser un lugar frío ni lluvioso.
Miró el reloj y se fijo en el día de hoy, que era 9 de Marzo. Luego observo la hora y grito:
Mierda, las doce y media! ¡Amy me va a matar!- John se fue al armario, busco lo primero que encontró y se vistió.
Se fue hacia la puerta, que daba al pasillo del piso de arriba. Cogió las escaleras que estaban cerca de su puerta y mientras iba bajando, hablaba en alto:
-Lo siento Amy, no sabía que me iba a quedar dormido de nuevo. Ahora preparo el baño y bañamos juntos a Lucky, ¿Te parece bien?-Se hizo un silencio.-Amy, ¿Dónde estás?- Seguía habiendo silencio.
John entró en la cocina y la vio como siempre: limpia y ordenada. Pero allí no estaba Amy. Se dirigió al salón con la esperanza de verla en el sofá tumbada exhausta del ejercicio, pero tampoco estaba. Subió las escaleras dirigiéndose al pasillo para acceder a la puerta del fondo a la derecha, donde se encuentra el cuarto de Amy. Abrió la puerta pero se encontró el cuarto vacio, aunque todo como siempre lo ha visto: la cama sin hacer,  toda la ropa por la cama y el suelo, posters de animes/mangas y series favoritas colgadas por la pared y el portátil encima de la mesa apagado.
Extrañado, cerró la puerta y bajó de nuevo al piso de abajo.Ya en el hall, se fue a la puerta que da a la parte delantera de la casa y la abrió. En ese momento, Lucky fue atrás de él para irse con él.
Al salir al exterior, cruzo el porche y fue al jardín mientras veía a Lucky revolcarse entre el césped y jugando con su cola. John fue hasta la acera y se quedó atónito al ver semejante escena.
Parecía que algo había absorbido el ruido del exterior. Todo estaba en silencio. No había nadie en la calle. Se veía coches intactos en mitad de la carretera como si alguien hubiera huido del lugar por un incendio o un desastre. En el jardín de un vecino estaba la manguera en el suelo echando agua sin cesar creando charcos por todo el jardín. Algunas puertas de casas vecinas abiertas como si hubieran entrado o salido sin tener tiempo de cerrar la puerta.
John, sin salir de su asombro, no daba credibilidad de lo que estaba pasando.
-¿Qué coño está pasando aquí? ¿Y la gente?Hoy es domingo, y la gente suele estar en la calle paseando al perro, los niños corriendo, lavando coches o haciendo barbacoas...
Miro a todos lados, esperando ver a alguien y que le pudiera decir que estaba ocurriendo pero no vio a nadie. Se puso en mitad de la calle con la esperanza de ver algún vecino a lo lejos, conocido o no, pero no tuvo ninguna suerte. Se dirigió al jardín de un vecino y cogió un periódico que estaba tirado en el césped pero no encontró nada raro en los sucesos. Tiró el periódico al suelo y volvió camino a su casa.
Llegando a su casa vio que en el jardín brillaba algo entre el césped.
Se acercó, se arrodilló para coger el objeto brillante y al abrir la mano vio que era la pulsera de Amy, la pulsera que le regaló hará 5 años y que no se la quitaba nunca. A John le entró una sensación de vacío en el pecho del cual, sin darse cuenta, estaba apretando con fuerza la pulsera y brillándole los ojo.
-Amy, ¿Dónde estás? ¿Qué está pasando aquí?.
Lucky, cansado de revolcarse por el césped y correr por el jardín, se acercó a John y posó su cabeza encima de las piernas y mirandole con su cara adorable.Su dueño le acarició, se miraron y pensó en algo.
Segundos después se alzó y con Lucky a su lado, entró en casa en busca de ropa, las llaves y la cartera. Tenía pensado en ir a buscar una explicación en el pueblo y, ante todo, buscar a Amy.

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